martes, 31 de octubre de 2017

En nombre del Padre



Ayer


... Cristina Campagna se preguntaba por qué no decimos que todos somos Somalía? También se respondía: pobreza, negros, hambreados.
Hoy la noticia es que el Papa visitará varios países de África que, por lo poco que yo se, están en condiciones similares: guerras civiles, matanzas, hambrunas, enfermedades infecciosas que hace mucho tienen remedio pero que no llegan hasta allí.
¿Sirve que un Papa visite esos lugares? Depende del mensaje: si es Francisco que lucha contra los fundamentalísimos y las consecuencias necesarias de un capitalismo concentracionario, cuya ética se llama voracidad, sirve.
La Encíclica Laudato Si’ leída por todos los políticos y aplicada por casi nadie muestra por el absurdo la lucha emprendida por Francisco por la justicia social, el cuidado del medio ambiente y La Paz.
Pero el proyecto hoy triunfante no solo es refractario a la justicia social y a La Paz, sino que quiere que la deuda sea la política para todos los estados y los países dependientes.
La deuda es material, simbólica y espiritual porque nos cercena en las posibilidades de cada existente. Por ello en el Padrenuestro pedía que se perdonen nuestras deudas, y que nosotros perdonemos a nuestros deudores. Esa fórmula era más contundente que la actual porque la deuda es la marca de nuestra finitud. Olvidar esto y pensarla solo desde la llamada accountability es olvidar que ningún existente está por afuera de ella y que matar y hambrear por codicia y voracidad son pecados y delitos.


                                                                                                         Dra. Ana Zagari

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